Es la segunda vez que Federico Sebastián Marín, alias Morenita, uno de los capos narco de Itatí, logra esfumarse. Pero, esta vez, su desaparición abre dudas. Es que este correntino de 34 años, condenado por narcotráfico, habría huido de su propia casa, porque desde noviembre gozaba de la detención domiciliaria, y, además, estaba bajo el régimen de protección de testigos, ya que el testimonio que prestó en las dos causas en las que declaró involucró a funcionarios, jueces, policías federales y provinciales, y gendarmes.
Morenita vivía con sus cuatro hijos y su pareja con otra identidad, uno de los requisitos del programa de protección de testigos. Como estaba detenido en su nuevo domicilio, también tenía una tobillera electrónica, que controlaba si violaba el radio donde debía permanecer para cumplir con la condena.
Según explicaron fuentes judiciales, el lunes pasado Marín fue a un hospital del conurbano bonaerense a atenderse de un cuadro de hemorroides. Ese mismo día volvió a su casa, después de que le advirtieran que había violado la prisión domiciliaria. Expuso, según las fuentes, que había ido a una consulta con un médico por un sangrado. Al otro día hizo lo mismo. Se fue al hospital a atenderse por el mismo problema de salud, pero esta vez no regresó a su casa.
Una de las hipótesis es que Morenita decidió fugarse otra vez. Ante esta situación, el Tribunal Oral Federal Nº3 ordenó la captura nacional e internacional de Marín. También se solicitó a Interpol que inicie una búsqueda del supuesto prófugo.
En octubre de 2021, Marín fue condenado a ocho años de prisión como organizador de diversas maniobras de narcotráfico. Tenía su base logística en Itatí.