La Escuela Agrotécnica “San Isidro Labrador”, ejemplo de integración educativa.

El próximo 14 de diciembre se realiza el acto de egresados en la Escuela Agrotécnica “San Isidro Labrador”. Allí recibirán el título Mateo y María Guillermina, dos jóvenes con capacidades diferentes que lograron superar todas las barreras gracias a la comunidad educativa que levantó la bandera de la integración.

La Escuela Agrotécnica “San Isidro Labrador” está a 266 kilómetros de la ciudad de Corrientes, en una zona rural en la localidad de San Isidro, en el departamento de Goya. El próximo miércoles 14 de diciembre a las 20 se hará el acto de colación de quienes culminan el 7° año del Nivel Secundario.
Si bien ese hecho es un motivo de alegría en sí mismo, la comunidad educativa tiene una especial emoción porque en ese curso hay dos jóvenes con capacidades diferentes que lograron llegar al final del ciclo gracias al acompañamiento de todos.
Se trata de Mateo, que tiene síndrome de down; y María Guillermina, con capacidades especiales. Gracias al trabajo que realizaron junto a su familia, a sus compañeros y a los docentes pudieron superar todos los obstáculos y recibirán el título de Técnico en Producción Agropecuaria.
“Es una alegría para nosotros poder ser ejemplo de inclusión en la escuela”, dijo el rector del establecimiento, Ariel Ramírez. “Además, en la zona rural los chicos tienen menos prejuicios, los integraron perfectamente”, contó.
“Mateo, por ejemplo, es un chico que terminó haciendo huerta, le da de comer a las gallinas, a los chanchos y a las vacas de la escuela y se integró muy bien. Con todo el equipo pedagógico de él se logró llegar a este final y termina el año con asistencia perfecta”, resumió el docente.


Que un sistema educativo pueda atender a todos, niñas y niños, jóvenes y adultos, sin exclusiones de ningún tipo, quiere decir que es un régimen que funciona y asegura la participación y el aprendizaje a todos.
Enseñar, independientemente de las condiciones personales, sociales y culturales de las personas que quieren aprender, debería ser el fin último de toda institución educativa. La Escuela Agrotécnica “San Isidro Labrador” cumplió con ese objetivo.

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